"Mar Morán (Violetta) y Alejandro del Cerro (Alfredo) crearon una Traviata propia, con un primer acto hasta cierto punto tierno, más pleno y con mayor entrega en el caso de la soprano, y en el que se hizo evidente la precaución de ambos para administrar las fuerzas y llegar al último acto con medios suficientes. Resuelta en la esperada cabaletta del primer acto, y generosa con las dinámicas en los pasajes más líricos, Morán dibujó con inteligencia el arco completo por el que transita un personaje que lo exige todo. Fue además habilidosa para jugar con el aire al representar la enfermedad del personaje —la función fue por momentos participativa entre el público, permítase la ironía, ante el percutivo coro de toses que, en numerosos momentos, dieron réplica a la tisis de la protagonista—, y cargando las tintas en lo actoral para elevarse sobre las dificultades y construir una muy digna Violetta, que seguro tendrá recorrido en su carrera"
"Mar Morán protagonizó una Violeta de altos vuelos. Su voz de lírico ligera posee, además de una musicalidad natural, un color intenso en el registro central, por lo que puede combinar la agilidad y las tesituras con coloraturas muy agudas que alcanzan y se expanden hasta el re bemol sobreagudo, especialmente en el primer acto, con aspectos expresivos y dramáticos, característicos de la evolución de este rol en los tres actos. La cabaletta 'Sempre libera', subtítulo de esta puesta en escena de Paco Azorín, fue un prodigio de canto adornado, pero con expansión emocional que trasciende a las florituras belcantistas. Excelente también los dúos con Alfredo y Giorgio, y especialmente el aria 'Addio del passato', cantado con emotiva expresividad"
La mezzosoprano Yeraldín León, encarna con solvencia y larga experiencia (debutó con este papel en el Taller de la UC DE Bogotá) la personalidad del astuto gato, componiendo instantes humorísticos con adecuada expresión corporal, desenvoltura vocal y extremada simpatía.
"La soprano pacense Mar Morán anda sobrada de facultades, enriqueciendo con un timbre, casi pucciniano, una ópera “aparentemente” ligera."
"Mar Morán protagonizó una Violeta de altos vuelos. Su voz de lírico ligera posee, además de una musicalidad natural, un color intenso en el registro central, por lo que puede combinar la agilidad y las tesituras con coloraturas muy agudas que alcanzan y se expanden hasta el re bemol sobreagudo, especialmente en el primer acto, con aspectos expresivos y dramáticos, característicos de la evolución de este rol en los tres actos. La cabaletta 'Sempre libera', subtítulo de esta puesta en escena de Paco Azorín, fue un prodigio de canto adornado, pero con expansión emocional que trasciende a las florituras belcantistas. Excelente también los dúos con Alfredo y Giorgio, y especialmente el aria 'Addio del passato', cantado con emotiva expresividad"
"Mar Morán (Violetta) y Alejandro del Cerro (Alfredo) crearon una Traviata propia, con un primer acto hasta cierto punto tierno, más pleno y con mayor entrega en el caso de la soprano, y en el que se hizo evidente la precaución de ambos para administrar las fuerzas y llegar al último acto con medios suficientes. Resuelta en la esperada cabaletta del primer acto, y generosa con las dinámicas en los pasajes más líricos, Morán dibujó con inteligencia el arco completo por el que transita un personaje que lo exige todo. Fue además habilidosa para jugar con el aire al representar la enfermedad del personaje —la función fue por momentos participativa entre el público, permítase la ironía, ante el percutivo coro de toses que, en numerosos momentos, dieron réplica a la tisis de la protagonista—, y cargando las tintas en lo actoral para elevarse sobre las dificultades y construir una muy digna Violetta, que seguro tendrá recorrido en su carrera"